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Foto del escritorFelipe Tomás Valero

Del hombre creado al hombre caído

En el último artículo de nuestro espacio hablábamos sobre las dimensiones del hombre y sobre su aplicación en el deporte. Quisiera recrearme en este escrito sobre el momento en el que el hombre pasa de ser creado a imagen y semejanza de Dios a ser un hombre caído a consecuencia del pecado.


En el primer relato de los siete días, Dios utiliza su palabra para crear, llamando a la existencia aquello que no existía. El relato está estructurado por medio de tres expresiones que se van repitiendo: “hágase”, “paso una tarde, paso una mañana…” y “vio Dios que era bueno” Al llegar al hombre, Dios entra en diálogo consigo mismo: “hagamos”, tomando su tiempo, sabiendo que la criatura que va a crear, la va a dotar de un ser como el suyo. “a imagen y semejanza de Dios los creo, hombre y mujer los creo” Y, al contemplarla, terminó afirmando: “que el hombre era muy bueno”.


Este hombre, creado a imagen y semejanza de Dios y creado en bondad, decide apartarse de su creador y cae ante la fuerza del mal que le tienta a abandonar su condición de criatura, siendo invitado mediante una mentira a alcanzar la divinidad. “Seréis como dioses” es la mentira utilizada por parte del tentador, que se une al pecado de soberbia, característica esencial del género humano. La consecuencia es que el hombre pierde su amistad con Dios y se ve abocado al desconcierto de una vida manchada por el pecado y por sus consecuencias.


El deporte y el evangelio convergen en muchos valores y actitudes que son comunes: el esfuerzo, el sacrificio, la humildad, la entrega… son aspectos que dignifican la práctica deportiva y hacen que los deportistas sean referentes para las generaciones futuras, como modelos a imitar y seguir. Pero, por desgracia, el deporte como el hombre, en ocasiones, han caído en una espiral que les lleva desde su posición a inclinarse hacia el mal: corrupción, fraudes, amaños, apuestas…, actitudes, todas ellas, desdeñables dentro del deporte y que reflejan la caída del hombre, su soberbia y su endiosamiento.


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