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Camino de Santiago 24 - Mercedes Gómez Canales

Vivir mi primer Camino de Santiago, ha sido una bendición. Hacer Camino estos días fue una hermosa manera de contemplar lo mucho que Dios nos ama y este gran misterio de su amor. Él se hizo presente en cada comida compartida, en cada momento de oración, en las celebraciones, en el descanso, en el empujón de un hermano en medio del cansancio, en las palabras de aliento.


Estoy muy agradecida de haber podido vivir esta experiencia y haberla compartido con gente tan maravillosa. He podido comprobar como gracias al Espíritu Santo que ha estado en medio de nosotros, la convivencia entre personas tan diferentes ha sido posible. En mis planes no estaba peregrinar a Santiago, pero Dios que siempre nos precede y lo sabe todo decidió ponerme a una persona en mi vida que me animó a hacer el Camino; al mismo tiempo escuché estas palabras: “Levántate y ponte en Camino”.


Estas palabras resonaron en mi corazón y así lo hice con la esperanza, de que Dios me hablase al corazón. Se nos invitaba en una de las celebraciones a pisar la creación; decir creación supone reconocer a un Dios creador. He podido descubrir en este Camino como cada cosa nos habla de Él y de su amor, invitándome a la acción de gracias por habernos dado tanta belleza y al mismo tiempo haciéndome testigo de su amor. He compartido muchas experiencias con muchos de vosotros, conversaciones, ayuda mutua y amistad; he podido conocer vuestros sufrimientos y vosotros también los míos.


Esto me ha hecho ver que al final todos nos necesitamos y que Dios se hace fuerte en la debilidad de cada uno de nosotros, porque Él es Todopoderoso. En el camino también he podido disfrutar de momentos de soledad, de silencio, tan necesario, en estos tiempos de tanto ruido de fondo; he podido desconectar de la rutina, el estrés y las preocupaciones del día a día (tan difícil para mí). He aprendido a valorar las cosas sencillas y a disfrutar del momento presente; he podido ver como a través de preocuparse por los demás se puede vivir intensamente la fe.


“Dios no solo tiene un regalo para ti en cada persona, sino que tú también puedes ser un regalo para los demás”. A pesar de las dificultades del cansancio, las ampollas, cuando llegas a Santiago te das cuenta de que ha merecido totalmente la pena hacer el Camino; me impactaron las palabras de la homilía en la misa del peregrino donde se nos decía que el Camino no terminaba en la tumba del Apóstol Santiago, sino que el Camino era conocer a Cristo y esto es lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Conocer y amar a Dios es nuestro mayor privilegio. Empecé dudando por mi incredulidad, pero finalmente dije “sí”.


Ese confiar en Dios transformó lo duro del Camino en gozo. Ahora, a seguir tras los pasos del Apóstol para anunciar que: El Señor viene a mí y me ayuda a seguir, ¡¡En paz en medio de la tormenta!!

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