(Sb 4,7-20)
Ya hemos dicho que un signo de la bendición de Dios era una larga vida. Me viene a la memoria el texto de los diez mandamientos. Honra a tu padre y a tu madre, para que sean muchos tus días (Ex 20,12). La Carta a los Efesios nos recuerda que es el primer mandamiento con una promesa (Ef 6,2).
Pues aquí tenemos lo contrario. Vamos a ver como una bendición, una vida que acaba en pocos años. Lee el texto, es claro y no tiene muchas dificultades.
7El justo, aunque muera prematuramente, tendrá descanso.
8Una vejez venerable no son los muchos días,
ni se mide por el número de años,
9pues las canas del hombre son la prudencia
y la edad avanzada, una vida intachable.
10Agradó a Dios y Dios lo amó,
vivía entre pecadores y Dios se lo llevó.
11Lo arrebató para que la maldad
no pervirtiera su inteligencia,
ni la perfidia sedujera su alma.
12Pues la fascinación del mal oscurece el bien
y el vértigo de la pasión pervierte una mente sin malicia.
13Maduró en poco tiempo,
cumplió muchos años.
14Como su vida era grata a Dios,
se apresuró a sacarlo de la maldad.
La gente lo ve y no lo comprende,
ni les cabe esto en la cabeza:
15la gracia y la misericordia son para sus elegidos
y la protección para sus devotos.
16El justo difunto condena a los impíos aún vivos:
juventud madura en poco tiempo,
afrenta para la longevidad del perverso.
17La gente ve la muerte del sabio,
pero no comprende los designios divinos sobre él,
ni por qué lo pone a salvo el Señor.
18Lo ven y lo desprecian,
pero el Señor se ríe de ellos.
19Bien pronto serán cadáveres sin honra,
oprobio para siempre entre los muertos.
Pues el Señor los precipitará de cabeza, sin dejarles rechistar,
los sacudirá de sus cimientos y quedarán totalmente asolados;
vivirán sumidos en el dolor y su recuerdo se perderá.
20Al rendir cuenta de sus pecados, comparecerán asustados
y sus delitos se levantarán contra ellos para acusarlos.
Este texto nos recuerda a Henoc, un personaje del Antiguo Testamento del que sabemos que anduvo con Dios y desapareció, porque Dios se lo llevó (Gn 5,24). Un hombre bueno, que cumplía la voluntad de Dios, eso significa andar con Dios. Y por eso Dios se lo llevó.
Lo que voy a decir ahora quizás te suene a gracioso, pero creo que nos puede ayudar a entender este texto. El capítulo 5 del libro del Génesis nos habla de los descendientes de Adán hasta el momento del Diluvio. Y en esta lista llama la atención Henoc porque es, entre todos, el que muere más joven, y con mucha diferencia respecto del siguiente. Un muchacho.
Es verdad que los años que tenía Henoc cuando fue arrebatado de esta tierra eran ni más ni menos que 365, que tampoco está mal. Es como si el autor del libro nos quisiera decir, a su modo, que Henoc en poco tiempo ya había completado su ciclo, ya había hecho todo lo que tenía que hacer. 365 son los días que tarda la tierra en completar su vuelta al sol, ya lo sabes.
Henoc, el jovencillo que en muy poco tiempo hizo todo lo que tenía que hacer, y por eso Dios se lo llevó de este mundo. Pues de eso es de lo que trata este texto.
En la decisión de Dios de llevarse al joven de este mundo cuentan los peligros que lo rodeaban. No sé si recuerdas una cosa que te dije al principio. Estamos en la ciudad de Alejandría. Una ciudad rica, populosa, muy culta.
La tentación de un muchacho judío entonces era pensar que las tradiciones de su pueblo son algo ya pasado de moda, propio de incultos, de pobretones. Abandonarlo todo para pasarse al bando aparentemente ganador es una opción muy atrayente para muchos de ellos. El mensaje es muy actual si pensamos en nuestros jóvenes.
Me llama la atención una ambigüedad en el texto. Hay un texto que se puede interpretar de dos modos distintos. Eso es muy normal en cualquier lengua. Habitualmente el contexto nos ayuda a saber qué es lo que nos quiere decir el autor, cuál de las posibles interpretaciones hemos de tomar.
Pero en ocasiones no. Y yo creo que, en este caso, nuestro autor tiene tanto dominio del idioma que es consciente de ello. Esto quizás es demasiado imaginar por mi parte. Creo que, aunque haya una interpretación más fácil, que es la que suelen escoger las traducciones que usamos, hay otra también, como escondida, y que también es verdadera. No te mareo más con palabras, vamos al asunto.
El texto parece decir su alma era agradable a Dios, por eso se dio prisa en sacarlo de en medio de la maldad (Sb 4,14). Pero puede decir más cosas. Para empezar lo que aquí hemos traducido como sacarlo no está en el texto original, hay que ponerlo en español, si no, no tendría sentido.
Segundo, en todo este texto Dios nunca aparece como sujeto de un verbo. Siempre se usan los verbos en voz pasiva para hablar de lo que hace Dios: fue amado… fue trasladado… fue arrebatado (Sb 4,10-11). Los que estudian estas cosas llaman a esto “pasiva divina”. Cosas de estudiosos.
Así pues, el mismo texto que te he dicho antes se puede traducir como su alma era agradable a Dios, por eso se dio prisa en salir de en medio de la maldad (Sb 4,14). El sujeto del verbo sería el justo, del que venimos hablando desde el principio. Esta traducción es posible. Y yo creo que el autor lo sabe. Y lo ha puesto así a propósito.
El justo está deseando salir de este mundo. Esto me recuerda el texto de la Carta a los Filipenses en que el autor dice: deseo partir y estar con Cristo, que es, con mucho, lo mejor (Flp 1,23). Pues eso, la fe en la vida eterna, que ya sabemos que de eso se trata, hace ver la muerte como algo apetecible, cuanto antes.
Sin embargo, los pueblos (Sb 4,14) no entienden esta verdad. Son ellos los verdaderamente ignorantes. Tú, israelita, tienes un conocimiento mucho más profundo de la vida de lo que ellos van a conseguir nunca.
Por eso la reacción más razonable ante la tentación que te rodea es lo que Dios hace: reírse de ellos (cfr. Sb 4,18). No sé si recuerdas el Salmo 2, seguro que lo has escuchado alguna vez. Lo recuerdes o no échale un vistazo. Te puede ayudar a entender un poco mejor este texto.
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