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Foto del escritorPedro Tudela Gómez

Libertad y responsabilidad

En la actualidad, la libertad se toma como “yo hago lo que me da la gana”, “yo soy libre de hacer lo que quiera”, pero la libertad es mucho más que eso, la libertad no es una mera justificación para hacer lo que nos dé la gana, ¡si no que es un regalo que el Señor nos da de manera gratuita por ser sus hijos! Pues bien, siendo conscientes de que somos hijos de Dios, debemos de ejercer dicha libertad con responsabilidad, ya que somos sus hijos, y por tanto, estamos llamados a vivir en la libertad de los hijos de Dios (In Libertatem Vocati).


Montesquieu decía muy bellamente que: la libertad es poder hacer lo que debemos. Es decir, que la libertad que nos da Dios va ligada con la responsabilidad de nuestros actos, siendo libertad y responsabilidad dos términos inseparables. Cabe preguntarnos: ¿Mi vida es coherente con la Fe que profeso? ¿Mi libertad la ejerzo desde el pensamiento del mundo o del de Dios?


En muchas ocasiones nos dejamos llevar por el pensamiento del mundo (uno de los tres enemigos del alma) que nos lleva a una libertad errónea y equivoca haciéndonos creer que vivimos en libertad, cuando en realidad la vivimos a medias, en definitiva, el mundo vive una libertad que no va de la mano de la responsabilidad. Este pensamiento erróneo desemboca en la perdición del hombre, ya que cuando el ser humano en plena conciencia de su libertad decide alejarse de Dios, se está alejando de la única posibilidad que tiene de alcanzar la salvación.


Es necesario recordar que nuestro pecado original, adquirido por participar de la naturaleza humana caída, nos lleva a tener que buscar a Dios para poder vivir la verdadera libertad y por consiguiente la salvación.


La libertad ni se pesa, ni se mide, ni se marca, solo empezamos a percibirla cuando la perdemos, entonces es cuando nuestra alma vive inquieta en una esclavitud enmascarada de libertad. En Juan 8 31-32 Jesús dice a los judíos que habían creído en él: Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 


Cuan grande es la necedad del ser humano que todavía no se da cuenta de que Cristo es el único que nos puede hacer libres. En la actualidad, aunque no nos lo creamos del todo, se sigue viviendo una gran esclavitud, latente en una sociedad dependiente del afecto, del cariño, de las drogas, del sexo, de los likes de una foto, de los comentarios de un post... Es una esclavitud distinta a la que se vivía en épocas pretéritas, pero sigue siendo esclavitud. Por eso debemos de nutrirnos de la palabra de Dios que es fuente de vida, conocimiento y verdad, y solo en ella encontraremos la verdad divina que nos hará plenamente libres.

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