Hoy el padre Juan Manuel nos invita centrarnos en lo más importante.
Lo más importante no es -que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos (Gn 3,9).
-que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tu mano (Is 49,16).
-que yo te grite cuando no tengo palabra, sino que tú gimes en mí cuando tu grito tu nombre, (Rm 8,26).
-que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc 1,17).
-que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto (1Co 13,12).
-que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí, y te expresas en mí a tu manera.
que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano (EE 335).
-que yo te ame con todo mi corazón y con todas mis fuerzas, sino que tú me amas (Jn 13,1)
con todo tu corazón y con todas tus fuerzas.
-que yo trate de animarme y de planificar sino que tu fuego arde dentro de mis huesos.
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte, si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte.
Benjamín González Buelta sj.
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