Experiencia “El aprendizaje de idiomas como experiencia transformadora”, presentada dentro de la primera fase del Congreso “La Iglesia en la Educación”, celebrada en Murcia, el 30 de octubre de 2023, por Maravillas Moya Cabrera, de la Diócesis de Cartagena.
SINOPSIS DE LA EXPERIENCIA
El aprendizaje de una segunda lengua tiene un efecto transformador en el alumno ya que no solo se forma intelectualmente sino también a nivel espiritual y social. El estudio de idiomas ayuda a construir relaciones fraternas por los cambios que tienen lugar en la manera en que los estudiantes perciben otras culturas y por los valores que se desarrollan en el aula a través de la acción educativa.
DESCRIPCIÓN
Cuando se piensa en aprender idiomas, se nos presentan posibilidades para viajar, relacionarnos y comunicarnos con personas de otros países y culturas además de mejorar a nivel laboral o educativo.
Mi experiencia es que el aprendizaje de una segunda lengua no solo implica la adquisición de conocimientos a nivel intelectual, sino que supone tomar conciencia de la riqueza que nos ofrecen otras culturas, cómo todas aportan y ayudan a tener una visión más amplia y rica de la realidad. Como consecuencia, los estudiantes en su proceso devienen más flexibles y tolerantes al entrar en contacto y conocer otras culturas y tradiciones; se muestran abiertos a dialogar con quien no piensa como ellos y empatizan con quien percibe la realidad de manera diferente a la suya. También comprenden las dificultades que entraña salir del país de origen en busca de trabajo o por motivos de formación. En definitiva, constatan que la cultura propia no es la única opción ni la mejor, sino que es una entre muchas y todas aportan.
Asimismo, en el aula de idiomas, se desarrollan valores humanos y cristianos. Se trabaja mucho, en términos generales, la lengua hablada con lo que se procura establecer un clima de diálogo y escucha continuos, lo que viene a reforzar las relaciones que se establecen en el grupo favoreciendo la activación y el desarrollo de valores. Estos se ejercitan a través de actividades, dinámicas grupales y en parejas, dentro del aula; mediante el uso de la segunda lengua, el aprendizaje constituye también una experiencia transformadora. Se ponen de manifiesto valores como el respeto hacia los demás, la tolerancia hacia el que piensa de manera diferente, la solidaridad y compañerismo dentro del grupo, la responsabilidad en el estudio, el valor de la amistad, la convivencia dentro del aula, la acogida de la diversidad cultural, la flexibilidad a la hora de aceptar puntos de vista distintos al propio, la empatía, la aceptación del otro. Existe un ambiente apropiado para la cultura del encuentro, de la reciprocidad, de la confianza, la perseverancia en el estudio, compartir con los compañeros, el compromiso o la superación; en definitiva, el “amor al vecino”.
Otro aspecto que he advertido a lo largo de mi experiencia profesional es que somos “mejores personas” cuando hablamos un segundo idioma puesto que los seres humanos mantenemos cierta distancia con un idioma de estudio, algo que no sucede cuando hablamos nuestra lengua materna; esto nos da la oportunidad de hacer cosas en la segunda lengua que nos cuesta mucho hacer en nuestra lengua nativa. Por ejemplo, reconocer que nos hemos equivocado, expresar el desacuerdo de manera asertiva, manifestar gratitud, pedir perdón, mostrarnos vulnerables al expresar emociones o sentimientos y verbalizarlos, ser honestos o expresar lo que realmente sentimos ante una situación.
Por tanto, el aprendizaje de un segundo idioma es un proceso transformador por el que nuestra visión del mundo se amplía enormemente; la persona y su identidad crecen, se desarrollan y ennoblecen puesto que los idiomas no son solo palabras y estructuras que usamos para comunicarnos sino sobre todo son una forma de ver el mundo, de interpretar la realidad.
Si aprendemos una segunda lengua nuestra visión de la realidad crece y se expande; la perspectiva que nos proporciona nuestra lengua materna queda ampliamente enriquecida.
EVALUACIÓN DE LA EXPERIENCIA
Aprender una segunda lengua contribuye a la formación completa de la persona, en su dimensión social y espiritual; ayuda a superar las divisiones, rivalidades, el egoísmo y el egocentrismo y ayuda a construir relaciones fraternas en el marco de una cultura del encuentro y de la convivencia. En definitiva, fomenta una sociedad que escucha y dialoga y facilita la creación de un mundo más fraterno.
De cualquier forma, se debe apuntar que hay muchos factores que influyen en el desarrollo de esta experiencia. Por ejemplo, si la comunidad de aprendizaje de la que el alumno participa es un grupo motivado y participativo o por el contrario si es una comunidad individualista y pasiva. También influyen la autoconfianza, el carácter o la motivación personal de cada uno.
DESAFÍOS
Como desafío de cara al futuro se encuentra ser conscientes y no descuidar que la responsabilidad docente va más allá de enseñar contenidos puramente intelectuales y debe contribuir a desarrollar las dimensiones sociales y espirituales de la persona en la construcción de un mundo mejor.
El reto más inmediato que se me plantea a título personal es cómo conjugar esta experiencia que se ha descrito en la docencia online. Para el curso 2023-2024 se ha implementado esta modalidad de enseñanza en las Escuelas Oficiales de Idiomas de la Región de Murcia e imparto docencia a uno de estos grupos por lo que por primera vez en mi carrera profesional estoy enseñando inglés a través del ordenador. Intuyo que uno de los desafíos a los que tendré que enfrentarme en un futuro próximo, desde el punto de vista cristiano, es ofrecer mi testimonio como docente, más significativo y relevante en esta modalidad, estando dispuesta a la escucha y al acompañamiento del alumno ya que la tecnología tiende a aislar a las personas y a debilitar los vínculos; el alumno debe sentirse atendido y acompañado en todo momento con el fin de evitar la frustración y, como consecuencia, el abandono. Igualmente se halla el reto de dar prioridad a la persona sobre la técnica mostrándome cercana y procurando que el alumno no se encuentre solo y aislado ante la asignatura, sino que se sienta parte de una comunidad.
Maravillas Moya Cabrera
Escuela Oficial de Idiomas de Caravaca de la Cruz, Murcia
(Diócesis de Cartagena)
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