La sugerencia me viene por el título del libro La utilidad de lo inútil, obra de Nuccio Ordine. Reconozco que no lo he leído, pero me parece tan chispeante lo que el mismo título plantea que han comenzado a saltar ideas en mi cabeza.
La pregunta es: ¿cuántas cosas necesito para vivir? Comer, beber agua, abrigarme y una casa. Eso es lo que realmente me es útil para vivir, para mantenerme vivo. Y entonces, sí que aparecen cantidad de cosas inútiles… No las voy a enumerar, pero… Encuentro muchas necesidades creadas de las que se puede prescindir. Es más…, incluso a esas que digo necesarias para vivir, les añadimos tantos complementos -por darles un nombre- que no dejan de ser complementos inútiles. Voy a tratar de explicarme.
Para vivir necesito alimentarme. Pero solo necesito comer los alimentos necesarios para ello. Y, sin embargo, ¿por qué condimento esos alimentos? Cuestión de sabor, sí. Pero los condimentos no son necesarios para vivir; son algo inútil que añado a los alimentos. Los uso para potenciar el sabor y por el placer que produce la buena mesa. Pero esto no es condición sine qua non para sobrevivir. Por lo tanto, me ayudan a tener una calidad de vida distinta, porque el saborear y el placer le dan otro aliciente a la vida.
Y lo mismo ocurre con la bebida. Para sobrevivir necesito agua. Y solamente agua. Entonces, ¿por qué bebo vino, cerveza, refrescos, bebidas energéticas, isotónicas, espirituosas…? Es algo inútil que añado en mi vida. Y somos conscientes de los efectos que el abuso de esos líquidos puede producir en el organismo. Sin embargo, bien administrados, alegran el corazón del hombre, por ejemplo. Con eso, la calidad de vida es distinta. Porque la alegría del corazón me dispone para vivir de otra manera.
¿Qué sucede con la ropa que visto? Más de lo mismo. Es verdad que necesito abrigarme, especialmente cuando hace frío. Y, sin embargo, cuando voy a comprar ropa o a vestirme, presto atención al modelo, el color, la forma… Vamos, que, la cuestión estética, que es inútil porque no abriga, se convierte en el foco de atención a la hora de vestir unas prendas y no otras. ¿Por qué? La imagen que doy ante los demás cuenta también. Y eso es algo inútil para sobrevivir en el mundo; puedo prescindir de ello. Pero…
También podemos afirmar lo mismo de la casa en la que uno vive. Necesito un techo en el que cobijarme. Y el esfuerzo, una vez que tienes el habitáculo, lo pongo en la decoración de la casa. Busco estar cómodo donde vivo; pero la decoración no deja de ser algo accesorio, inútil para sobrevivir. Pero, lo vuelvo a reiterar, me proporciona una calidad de vida que de otro modo no tendría.
Son muchas las cosas inútiles que tienen su utilidad en la vida por lo que producen en nuestro interior y, por consiguiente, su repercusión en nuestro modo de vivir todos y cada uno de los días de nuestra vida. Pues bien. Hay quien considera que creer en Dios y orar es inútil para vivir. ¿De verdad es inútil? ¿Qué repercusiones tiene en mi calidad de vida creer en Dios y orar? ¿Acaso eso no es útil?
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