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Foto del escritorEmilio Lavaniegos

El proceso vocacional en la profesionalidad

Para describir el proceso vocacional en la profesionalidad conviene contar con los elementos que se han presentado anteriormente. Por un lado, está el proceso que sigues en la mera profesión. Pero por otro lado está el proceso de tu vocación bautismal y laical. Ambos se entrecruzan con los momentos de la edad evolutiva, se enriquecen y se complementan mutuamente.

Para el proceso profesional se pueden distinguir los siguientes momentos:

Orientación vocacional. Suele ser deficiente. Muchas veces se queda en mera orientación profesional y reducida al horizonte de las habilidades. En ocasiones se amplía la orientación hacia los campos de trabajo. Pero difícilmente responde a una verdadera orientación de la vocación. La orientación vocacional en ámbitos creyentes debería incluir la perspectiva vocacional y desde ella la dimensión profesional. Muchas veces se deja a los jóvenes que participan en grupos juveniles la tarea difícil de hacer compatibles ambas dimensiones. Ya desde este momento suele existir mucha confusión. No es raro que las personas funcionen con un déficit o una desconexión entre profesión y vocación.

Elección. La elección vocacional-profesional suele ser bastante accidentada. En muchas ocasiones se elige con criterios poco claros, como el gusto o el interés económico, o por motivos inadecuados. Idealmente la elección profesional debería venir precedida de la elección vocacional, pero esto raramente sucede. Al menos la elección profesional debería tener algún sentido vocacional, como los cuatro mencionados en el primer artículo. En todo caso es mejor elegir en relación con el ejercicio profesional, es decir, con el servicio que se va a prestar y no en relación con el currículum de estudios. Existen muchas situaciones en las que las personas no eligen, y sin embargo dan a lo que la vida les presenta un sentido vocacional. De esta manera no elegir no impide que exista una respuesta vocacional. Esto nos enseña a no poner en la facultad de elegir un acento excesivo. Lo más importante no es el acto de escoger, sino la actitud con que se viven las diversas formas de vida.

Estudio aprendizaje. Es una etapa más o menos formal en la que la persona adquiere la capacitación para ejercer una profesionalidad específica. La conciencia vocacional de la profesión llevaría al estudiante a dar un sentido a sus estudios en relación con los demás y con el servicio que prestará en el futuro. Esta orientación estará presente de manera muy viva en las opciones que como estudiante tiene que hacer, por ejemplo, en la elección de los trabajos de investigación, en la elección de las especialidades, en la elección del servicio social, y sobre todo, en la calidad de los mismos estudios.

Ejercicio profesional. Esta es la etapa en la que eres un profesionista joven. Tiene unas exigencias concretas: la disposición para aprender de los profesionistas más experimentados y de dejarse corregir. La valoración del trabajo en equipo. Aquí es donde, en la práctica, se da una orientación real a la profesión desde el contacto con la realidad. Es también el momento de estructurar los hábitos y las opciones que después se seguirán practicando, por ejemplo, formación permanente, atención personalizada, solidaridad con los pobres.

La falta de ejercicio profesional. Puede ocurrir una etapa prolongada en la que no es posible el ejercicio profesional, sobre todo porque es necesario hacerlo compatible con otras formas de vida que la persona adopta, por ejemplo, con la maternidad; e incluso con otros compromisos, como el económico. Conviene planear estas etapas para que reviertan en una mayor cualificación profesional. Aunque no se pueda ejercer de momento, sí puedo cultivarme en la línea de mi profesión.

Desarrollo. Llamo desarrollo de la profesión a ese momento polarizado por la productividad, en el que se define el aporte personal que haces al mundo profesional. Desde la edad evolutiva se puede llamar una etapa de generatividad, en la cual lo fundamental es engendrar algo nuevo, ya sea por su contenido o por el estilo con que se realiza la actividad profesional.

Sabiduría. Es el momento de enseñar, cuando has adquirido una solera en tu profesión y tienes una amplia experiencia. En esta etapa profesional el reto fundamental consiste en optar por las generaciones más jóvenes, sin defender los terrenos conquistados a través de años de labor profesional.

Renuncia. Llega una situación en la que se termina el ejercicio profesional. No se renuncia a la profesión, pero sí a su ejercicio. El reto más importante de esta etapa consiste en vivirla con alegría y esperanza. Es el sentido etimológico del término jubilación, es decir, experiencia de gozo profundo.

Para el proceso de la vocación laical, se pueden señalar los siguientes momentos:


Toma de conciencia. Un primer momento en el cual caes en la cuenta del llamado de Dios en sus distintos niveles: humano, cristiano, específico. Puede ocurrir que la toma de conciencia vocacional ocurra mucho más tarde, porque no hubo la cultura de fe y de vocación necesaria para ello. Aunque hay que señalar la niñez y la juventud como el período ideal para la toma de conciencia, conviene insistir en que nunca es tarde para que se dé esta experiencia. La toma de conciencia de la vocación provoca una interpretación de toda la vida, y con ella de la propia profesión y de otras formas de vida. La toma de conciencia tiene también un sentido de permanente búsqueda y continuo replanteamiento de la vocación.


Crecimiento de la fe-vocación. La vida de fe crece al mismo tiempo que la vocación. No precede un proceso al otro, sino que se complementan entre sí. La fe se hace específica a través de la opción vocacional, pero también a través de la elección de las formas de vida. La persona va haciendo ensayos y va tomando decisiones que deben ser cuestionadas y reformuladas durante un período de discernimiento más o menos largo. En este momento surge la necesidad de una profundización espiritual y de un acompañamiento cercano. También es importante el contacto con otras personas que ya viven una vocación específica y con quienes se hacen planteamientos similares: la vocación crece en relación con la comunidad.


Proceso profesional

​Proceso vocacional

Orientación vocacional

Toma de conciencia

Elección

Crecimiento de la fe

Estudio

Desarrollo de la conciencia vocacional

Ejercicio

Desarrollo de la conciencia vocacional

El problema del no ejercicio

Desarrollo de la conciencia vocacional

Desarrollo

Perseverancia vocacional

Sabiduría

Perseverancia vocacional

Renuncia

Síntesis de vida

Desarrollo de la conciencia vocacional. La vocación se desarrolla cuando la fe polariza toda la existencia de la persona. Todo en ella se define o se intenta definir como cristiano. Es el momento de tomar decisiones definitivas que van concretando la vivencia vocacional.


Perseverancia vocacional. Un tiempo largo en el que la persona no sólo permanece, sino que persevera, es decir, es fiel a su opción vocacional pero replanteándola, reformulándola, interpretándola continuamente, como una realidad viva y dinámica, parte integrante de la personalidad.


Síntesis de vida. Es el momento final del proceso vocacional, en el que la persona puede leer con satisfacción el pasado haciendo una síntesis vital y experimentándose envuelto y protegido por la presencia amorosa de Dios que llama.


El modelo ideal en el que se entrecruzan estos dos procesos sería el siguiente, colocando a la izquierda el proceso profesional y a la derecha el proceso vocacional. En este conjunto, la vocación antecede y envuelve a la profesión, dándole sentido.

 

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